Perspectiva macroeconómica de Europa 2025: volatilidad prolongada ante riesgos globales cambiantes
La economía europea en 2025 enfrenta un conjunto extraordinario de desafíos económicos, sociales y geopolíticos entrelazados, que alimentarán una volatilidad e incertidumbre prolongadas. En el corazón de Europa, la inestabilidad política en Francia y Alemania deja poco espacio para el optimismo sobre una pronta recuperación del crecimiento, mientras que el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca proyecta una sombra sobre el comercio europeo y la estabilidad económica. La posible imposición de aranceles estadounidenses sobre productos europeos amenaza a las industrias dependientes del comercio y agrava las presiones económicas existentes, además de tensar alianzas estratégicas soberanas.
La perspectiva de la economía europea sigue limitada por una actividad económica lenta, ya que las debilidades estructurales y una demografía adversa exponen la disminución de la competitividad global del bloque en un entorno turbulento, marcado por:
- Un proteccionismo global renovado, que podría reavivar la inflación.
- La consolidación fiscal destinada a reducir déficits, agravada por la parálisis política en gobiernos de coalición.
- El aumento del descontento social, impulsado por preocupaciones sobre la inmigración, estándares de vida en declive, infraestructura inadecuada y temores a la automatización y la inteligencia artificial (IA) que desplaza la mano de obra.
- Conflictos geopolíticos en curso y rivalidades estratégicas crecientes que tensionan las alianzas internacionales.
Al inicio del nuevo año, los inversres en crédito buscan navegar estas complejidades para entender tanto las implicaciones inmediatas como las de largo plazo para las oportunidades y riesgos específicos por sector en los mercados de deuda secundaria de Europa. En esta serie de perspectivas macroeconómicas, primero compartiremos nuestras ideas sobre los temas macroeconómicos que informan nuestras expectativas para las ventas de deuda secundaria en nuestros mercados preferidos: Alemania, Italia, Grecia y España. Los artículos posteriores cubrirán las dinámicas específicas de estos cuatro mercados.
La política monetaria del BCE como un impulso moderado al crecimiento
En este contexto volátil e incierto, el Banco Central Europeo (BCE) ha posicionado su política monetaria como un factor estabilizador. Desde junio de 2024, el BCE ha reducido las tasas de interés en cuatro ocasiones, en 25 puntos básicos cada vez, llevando la tasa de facilidad de depósito al 3.0%. La inflación general anual en la zona euro se estima en 2.4% para 2024 y con una tendencia a la baja: 2.1% en 2025 y 1.9% en 2026. En comparación, el FMI y la OCDE pronostican 2.0% y 2.1% para los mismos años. Las tres instituciones prevén un crecimiento anual del PIB para 2025 de entre 1.1% y 1.3%. Otras estimaciones, como las de Capital Economics y Goldman Sachs, son más pesimistas, con un crecimiento anual por debajo del consenso, cercano al 0.8%.
A pesar de los esfuerzos del BCE para estimular la demanda, la zona euro enfrenta problemas estructurales más profundos que limitan el impacto de la flexibilización monetaria.
Desafíos estructurales y debilidades en la competitividad
Con la inflación bajo control, el enfoque se ha desplazado hacia desafíos estructurales: baja productividad, competitividad en declive y un consumo e inversión limitados. La productividad en la zona euro ha quedado rezagada respecto a EE. UU. desde principios de los años 2000, debido a una inversión privada insuficiente en I+D, esfuerzos públicos fragmentados y una preferencia por industrias de tecnología intermedia en lugar de alta tecnología.
Además, la competitividad sigue obstaculizada por los altos costes energéticos, particularmente para las industrias intensivas en energía, y la disminución de la demanda de exportaciones. La inversión cayó más del 2.5% en la primera mitad de 2024, según la Comisión Europea. Mientras la transición hacia energías sostenibles ofrece beneficios a largo plazo, exige una inversión inicial significativa en infraestructura, limitando las ganancias inmediatas.
Tensiones comerciales y consolidación fiscal
Los aranceles de EE. UU. representan un lastre adicional para el crecimiento europeo, particularmente en el sector manufacturero. Según Goldman Sachs, un escenario base de aranceles amplios reduciría el PIB en 0.5%, llegando al 1% si los aranceles son del 10%. Un arancel del 20% sobre bienes europeos reduciría las exportaciones UE-EE. UU. en un 50%, según Bloomberg Economics.
Riesgos geopolíticos persistentes
Las tensiones geopolíticas no resueltas continúan amenazando la seguridad energética de Europa, con riesgos en el suministro de petróleo desde Oriente Medio que podrían ejercer presiones inflacionarias y debilitar economías dependientes del petróleo. Los conflictos en Ucrania y Oriente Medio, junto con las tensiones sobre Taiwán, añaden incertidumbre.
Perspectiva para inversores de crédito
Para los inversores en crédito, los riesgos geopolíticos se traducen en volatilidad de los mercados y mayores diferenciales de crédito. Este entorno aumenta la probabilidad de incumplimientos, creando oportunidades en sectores como bienes raíces comerciales, manufactura y construcción. Sin embargo, la falta de liquidez podría complicar las estrategias de salida.
En los próximos artículos, exploraremos en detalle las perspectivas de deuda en mora (NPL) para Alemania, Italia, Grecia y España.
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