febrero 16, 2023 2:36 pm

Perspectiva Macro 2023: la mejora de la situación de Alemania no debe enmascarar que 2023 será un año difícil para los balances corporativos

Las perspectivas macroeconómicas a comienzos de año son indudablemente optimistas para toda la zona euro, empezando por Alemania, la economía más grande del bloque. El invierno templado contribuyó a suavizar el consumo de energía, provocando una fuerte caída en los precios mayoristas del gas natural, mientras, además, el gobierno alemán ofrecía facilidades fiscales a hogares y empresas. Las razones principales del optimismo actual son las expectativas de reducción de la inflación y la reapertura económica de China, que proporcionará un impulso material a las exportaciones alemanas.

Sin embargo, el Banco Central Europeo (BCE) aún no canta victoria con respecto a la inflación. «La inflación es, en todos los sentidos… demasiado alta» dijo Christine Lagarde, presidenta del BCE, en un panel en el Foro Económico Mundial en Davos el 19 de enero. «Debemos mantener el rumbo». La austeridad financiera tiene consecuencias negativas para las empresas, dado que estas suponen mantener los costes y requisitos de endeudamiento elevados por más tiempo. Si a esto le añadimos el aumento de las presiones sobre los precios, es evidente que estas políticas pesarán sobre la actividad económica y los balances corporativos.

La inflación interanual de la eurozona fue del 8,5% en enero, por debajo del 9,2% de diciembre, según la primera estimación de Eurostat, debido especialmente a la moderación de la inflación energética. Se prevé que la inflación general en la zona del euro se desacelere del 8,4% en 2022 al 5,6% en 2023 y al 2,5% en 2024. Aun así el crecimiento del PIB de la zona del euro se desaceleró al 0,1% en el cuarto trimestre de 2022, el más débil desde el primer trimestre de 2021. Este año se prevé que aumente al 0,9% según el pronóstico provisional de invierno de la Comisión Europea, lo que contrasta con el pronóstico anterior de una contracción del 0,1%, aunque otras agencias anticipan una recesión en la primera mitad de 2023.

Las empresas y los inversores aún tienen que terminar de absorber la falta de la liquidez del mercado a causa de la austeridad financiera y la liquidación del balance de 8,8 billones de euros del BCE. A partir de marzo, el BCE tiene previsto reducir sus participaciones en su Programa de Compra de Activos (PCA) al no reinvertir todos los pagos de principal de los valores vencidos a un ritmo de 15.000 millones de euros al mes hasta el final del segundo trimestre. El impacto de este reseteo de liquidez está por ver, pero desde luego aleja a Europa cada vez más de aquel régimen expansivo en política monetaria.

En este segundo artículo explorando el entorno macroeconómico de determinados mercados europeos, examinamos las perspectivas de Alemania, Austria y Polonia.

Alemania

El Ministerio de Economía de Alemania describió su situación como «gratamente resistente» en 2022, gracias a los efectos de recuperación después de la pandemia, la mejora del consumo privado y la disminución de los cuellos de botella en la cadena de suministro. Ahora se pronostica que Alemania evite la recesión en 2023, y la Comisión Europea proyecta un pequeño aumento del 0,2% en el PIB, un importante giro al alza después de la caída del 0,6% el pasado noviembre.

La actividad económica alemana solo se contrajo un 0,2% en el cuarto trimestre, según datos de la Oficina Federal de Estadística, debido a que el levantamiento de los bloqueos por la pandemia compensó los costes económicos de la invasión de Rusia en Ucrania. Ruth Brand, directora de la agencia de estadística, dijo que la economía se desempeñó bien a pesar de la «grave escasez de materiales y los cuellos de botella en el transporte» y el «aumento masivo de los precios», incluidos los precios de los alimentos, que aumentaron un 13,4% en 2022, como también hicieron los salarios de la mano de obra cualificada. Alemania tiene la tercera tasa de desempleo más baja de la UE-27, con un 3%.

La inflación anual alemana se suavizó en los primeros meses del año, con un aumento interanual de los precios al consumo del 9,2% en enero en términos armonizados, según la Oficina Federal de Estadística, ya que el aumento de los precios de la energía se desaceleró significativamente. La inflación anual no armonizada subió 10 puntos básicos hasta el 8,7% en enero, mientras que los precios al consumidor anuales subieron al 7,9% en 2022.

Los precios mayoristas del gas y la electricidad de Alemania cayeron notablemente a finales del año pasado. Esto contribuyó a la desaceleración de la inflación interanual de los precios al productor al 21,6% en diciembre, por debajo del 45,8% de tres meses antes, siendo el nivel más bajo desde noviembre de 2021, según mostraron los datos de la agencia de estadística. Añadiendo a esto la moderación de los precios de la energía en enero y febrero, cabe esperar próximamente otra caída significativa en los precios al productor, traduciéndose en una recesión industrial menos profunda de lo que se esperaba hace solo dos meses en los sectores intensivos en energía.

Sin embargo, una recesión menos superficial no es un soporte significativo. La presión a la baja sobre el sector terciario de Alemania disminuyó en enero, según el índice PMI alemán de S&P Global, ya que la inflación de costes de fabricación se desacelera a medida que disminuyen las trabas en la cadena de suministros. Si bien las empresas parecen mostrarse optimistas para este 2023 y el mercado laboral se está manteniendo estable, aún quedan ciertos problemas por parte de la demanda. La alta inflación y las condiciones financieras austeras incentivaron un sentimiento de aversión a la inversión, así como a la reducción de inventario por parte de los fabricantes, lo que está contribuyendo a una disminución generalizada de la creación de empleo.

Mientras Europa lidia con intensos problemas macroeconómicos y geopolíticos, las presiones subyacentes sobre los precios siguen aumentando, lo que cercena tanto el poder adquisitivo como el consumo de los hogares, así como las expectativas de crecimiento de este año. El FMI describió la reapertura de China tras su política de «Covid Zero» como el factor más crítico para el crecimiento global en 2023. Sin embargo, la fuerza de esta reapertura podría tener un efecto de doble filo. Si esta es más débil de lo esperado, lo que podría deberse recortes del gasto discrecional (dada la reducida confianza del consumidor en la economía, el mercado laboral ajustado, la caída de las exportaciones y el impacto de las reformas en el mercado inmobiliario), el impulso al crecimiento global y a la economía alemana se verá disminuido. Por otro lado, si se acabara dando una reapertura de China mayor de lo esperado, podrían aumentar aún más las presiones inflacionarias en la economía global. Por ejemplo, si aumenta la demanda china de gas natural licuado (GNL), se desviarán los suministros de Europa, lo que puede ser un catalizador adicional de la inflación energética dado el compromiso de la UE para diversificarse de la energía rusa. Por lo tanto, las desventajas de cualquiera de estos escenarios para el crecimiento de la economía global y la economía alemana podrían estar siendo pasadas por alto en las previsiones.

Austria

La inflación anual del IPC de Austria aumentó en enero hasta el 11,1%, según datos de Estadísticas de Austria, revirtiendo tres meses de desaceleración. El repunte de la inflación se atribuye principalmente al fuerte aumento de los precios de la energía doméstica, a pesar del tope al precio de la electricidad, que no se espera que entre en vigor hasta marzo. Los precios al consumidor subieron un 0,8% en enero. Por otra parte, los costes de vivienda y agua siguen siendo altos. La tasa media de inflación interanual de los precios al consumidor en 2022 se triplicó hasta el 8,6%, según Estadísticas de Austria, siendo el nivel de inflación más alto desde la crisis del petróleo de 1974. La tasa de inflación armonizada también fue del 8,6% en 2022.

Se estima que el PIB real de Austria creció un 4,8% en 2022, según el Instituto de Estudios Avanzados (IHS) de Viena, si bien la economía perdió impulso en la segunda mitad del año debido al fuerte aumento de los precios de la energía, la alta incertidumbre y la débil demanda internacional. No se espera que las previsiones de crecimiento económico en el cuarto trimestre muestren un mayor crecimiento, ya que los dos motores de la economía, la industria y el turismo de esquí, no estuvieron pujantes a finales del año pasado. Este año se espera que, pasado el templado período invernal, la economía austriaca se estabilizarse en primavera, respaldada por la disminución de las presiones inflacionarias.

El IHS prevé que el PIB de Austria crezca un 0,4% en 2023 y un 1,2% en 2024, mientras que se espera que la inflación caiga al 6,7% y al 3,5% respectivamente en los próximos dos años. La baja demanda internacional, la alta incertidumbre de empresas y hogares y la baja confianza empresarial explican la todavía alta dependencia del gas ruso. Austria importa alrededor del 90% de su consumo de gas, del cual, antes de la guerra, el 80% procedía de Rusia. Sin embargo, en noviembre de 2022, la proporción de gas importado de Rusia se redujo a aproximadamente el 40%, según datos de ING. Esta dinámica mejorará gradualmente, pues actualmente no es sino un obstáculo para la inversión empresarial y el gasto de los consumidores.

El PMI de la industria austriaca fue de 47,3 en diciembre, la quinta contracción mensual consecutiva, por debajo de la media de la eurozona. La fuerte caída de la demanda frenó el aumento de costes de producción y los precios según el PMI de UniCredit Bank Austria. Los fabricantes siguen teniendo expectativas pesimistas, debido principalmente a las previsiones de desaceleración económica, la austeridad financiera y los costes de la energía, a pesar de la esperada disminución de las presiones sobre los precios. La escasez de mano de obra evitará cualquier aumento significativo en la tasa de desempleo, que se espera que se mantenga en torno al 6,5% durante los próximos dos años, según el IHS.

Polonia

La actividad económica de Polonia, la economía más grande de Europa central, parece haberse desacelerado drásticamente a finales de 2022, ya que la caída en la producción industrial y las ventas minoristas dieron pie a desafíos en la demanda, incertidumbre económica y alta inflación. Se pronostica que el crecimiento del PIB se reducirá significativamente en 2023 al 1,1%, después de un 5,7% estimado en 2022, según Fitch Ratings, a medida que se desaceleran el crecimiento del comercio internacional y la demanda doméstica.

El consumo privado se vio afectado por la alta inflación y la baja confianza de los consumidores, una tendencia que se espera que continúe en 2023. El crecimiento de las ventas minoristas de Polonia cayó bruscamente en diciembre, un 0,2% más que en diciembre de 2021, muy por debajo del aumento del 13,1% en noviembre de 2022, según Estadísticas de Polonia, especialmente debido a fuertes descensos en la venta de muebles, televisores y electrodomésticos. La producción industrial y los nuevos pedidos cayeron aún más según el PMI industrial de S&P Global, mientras que el nivel de empleo y las compras de los hogares continuaron disminuyendo.

La economía polaca corre un riesgo alto de recesión, ya que el crecimiento acumulado de los precios durante el último año tiene efecto sobre el gasto y la confianza de los consumidores, lo que pone a las empresas bajo mayor presión debido a una menor demanda, mayores costes y dificultades para el pago de las deudas. Sin embargo, la economía contará con cierto apoyo del Fondo de Cohesión de la UE, diseñado para ayudar financieramente a los estados miembros con un ingreso nacional bruto per capita por debajo del 90% de la media de la UE-27.

La inflación anual del IPC en Polonia disminuyó al 16,6% en diciembre, por debajo del 17,5% de noviembre y del récord de 17,9% de octubre, según el Banco Nacional de Polonia (NBP). La inflación subyacente anual en diciembre fue del 11,5%. Las presiones inflacionarias de Polonia se encuentran entre las peores de Europa, lo que ha llevado al debate público el equilibrio entre los riesgos que supone un ajuste excesivo y los peligros de mantener la inflación en niveles demasiado altos. El NBP mantuvo su tasa de referencia en 6,75% por cuarta vez consecutiva, sin cambios desde enero de 2022. Se espera que la caída de los precios de las materias primas respalde nuevas bajadas de la inflación a partir de marzo o abril, pero las presiones sobre los precios pueden volver a subir en enero debido a un aumento en los precios regulados, según el primer ministro Mateusz Morawiecki en una entrevista en el Foro Económico Mundial en Davos.

Entrada escrita por James Wallace

James Wallace is an editor, journalist, researcher and corporate writer on economics, geopolitics, finance, real estate, private equity, aviation, infrastructure and technology. He co-founded CoStar News in the UK in April 2011, and now works for multiple media organisations and corporations across writing, research, marketing/PR and consulting. He is an aspiring psychologist.

(Derechos de las imágenes: https://www.istockphoto.com/)

Deja una respuesta

Atrás

Debitos Newsletter

Suscríbase ahora a los Newsletter de Debitos para mantenerse informado sobre todas las próximas actualizaciones.

Suscríbase ahora